Misión Marista

El amor de Dios enciende en nuestros corazones la pasión por llegar a más niños y jóvenes, y hacer que vivan en plenitud. Especialmente, escuchamos hoy las voces que nos piden:

–      anunciar la Buena Noticia de Jesús, sobre todo en los lugares donde no se conoce, haciéndolo con amor ardiente, celo apostólico y métodos renovados;

–      denunciar y comprometernos a luchar contra las nuevas formas de pobreza;

–      educar a las nuevas generaciones en amor y respeto a la creación;

–      educar en la igualdad de género, en la diversidad cultural, religiosa y étnica, insertos en los mundos juveniles;

–      erradicar las causas de la exclusión y explotación de los niños y jóvenes, a través de nuestro compromiso socio-político;

–      ser solidarios con la realidad de los pueblos, más allá de nuestras propias fronteras.

 La Asamblea Internacional de la Misión Marista, celebrada en septiembre de 2007, en Mendes (Brasil), ha sido el símbolo del camino recorrido y del horizonte hacia el que nos dirigimos, laicos y hermanos, animados por el Espíritu. En ella hemos sido invitados a empeñarnos en una educación evangelizadora, una educación comprometida con la solidaridad y la transformación social, atenta a las culturas y al respeto del medio ambiente; una educación sin discriminación, que crea espacios para aquello que carecen de ella[i].



[i] Asamblea Internacional de la Misión Marista (Mendes-Brasil, septiembre 2007): Documento final, elemento 4º.

2 En trono a la misma mesa

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